La iluminación apareció de manera inesperada en una fábrica de botones, cuando Lucas Campodónico preguntó por el destino de las piezas defectuosas.
Así nació Greca, una empresa argentina dedicada a transformar desechos industriales en accesorios de moda y objetos de diseño.
En el año 2009, Lucas Campodónico y su amiga Rocío González se toparon con un tipo de basura silenciosa. En ese entonces notaron que las fábricas de botones generaban un desecho del orden del 10 % de su producción que podría usarse para otros fines.
Movidos por la inquietud de hacer algo con ese material y las ganas de emprender, crear y concientizar, comenzaron a probar distintas técnicas y formas a partir de botones mezclados con resina.
Así, de manera casual y lúdica, nació Greca, una empresa de diseño sustentable que vende productos a empresas y consumidores finales.
A través de sus coloridos accesorios y objetos decorativos el emprendimiento, además, busca generar consciencia sobre el problema ambiental y el valor de los desechos.
Los socios, para desarrollar el proyecto, contratan a cooperativas que convierten en inclusivo el negocio.
Cada pieza de diseño de Greca es producida de manera artesanal, lo cual la hace única. Sus animales y collares fabricados con botones descartados por las fábricas muestran el potencial de la basura como materia prima.
En el inicio del proyecto, los clientes iniciales fueron los familiares. La primera marca conocida que se entusiasmó con el proyecto fue «Juana de Arco», que les pidió una colección. Más tarde llegaron al Fashion Week y, desde entonces, las puertas comenzaron a abrirse.
Hoy, sus productos reciclados que tienen como lema “concientizar sobre el problema ambiental y demostrar el valor de lo que se está acostumbrado a tirar”, se muestran en el MOMA de New York, entre otros museos prestigiosos del mundo.
En Greca el emprendedor logró congeniar el perfil comercial con su compromiso con el medio ambiente:
“A medida que el proyecto crece, más basura se recicla y más gente toma conciencia de la importancia de entender que los desechos pueden ser materia prima para nuevos productos”. Campodónico asegura que “Greca es parte de un nuevo modelo de negocio, donde los objetivos comerciales y ambientales no son contradictorios, sino que van por el mismo camino”