Aunque no lo sepan ni sea su intención, los turistas fanáticos de la naturaleza la están poniendo en jaque.
Un estudio de la Universidad de Cambridge reveló que el contacto con los humanos induce cambios fisiológicos y conductuales en los animales, al volverlos más confiados y vulnerables a la caza y los depredadores.
Realizado por investigadores norteamericanos, franceses y brasielros, el estudio, publicado en Trends in Ecology & Evolution, se enfocó en los cambios fisiológicos y en la conducta que manifiesta un animal salvaje cuando se habitúa a la presencia humana.
Los resultados señalan que encontraron una suerte de proceso de acostumbramiento en los animales, que presentan muchos paralelismos con el de los animales domesticados o con los que viven en las zonas urbanas.
Los investigadores destacaron que los principales procesos inducidos por los humanos son la reducción de la agresividad y rebaja del miedo, lo que han sabido aprovechar los depredadores, como pumas y lobos.
“Sabemos que el aumento de visitas de los humanos lleva a algunas especies a tolerarlos y comportarse de maneras que sugieren que se han habituado a nuestra presencia. En algunos casos, se habitúa deliberadamente a los animales salvajes para elevar las oportunidades para el turista, como hemos visto con los grandes simios, chimpancés y gorilas en varios lugares de África”, aseguró Daniel Blumstein, ecólogo de la Universidad de California y coautor del estudio.
Las ciudades también son un narcótico para muchos animales, pues mitigan la tendencia natural a la huida en caso de una posible amenaza; por ejemplo, las ardillas de la ciudad se echan a correr cuando se les acerca un humano a una distancia de hasta siete veces más corta que sus congéneres del medio rural.
Otro efecto que generan las urbes es la reducción en el sistema de alerta.
El estudio deja planteadas dos cuestiones claves que, para los investigadores, necesitan ser atendidas lo antes posible. Por un lado, no se sabe si estos procesos acaban siendo transmitidos a las siguientes generaciones. Y, por el otro, aunque hay varios ejemplos ya demostrados, queda por establecer si la habituación a los humanos rebaja las defensas ante los depredadores de forma generalizada.
“El proceso de domesticación animal descansa tanto en la doma como en la selección para crear animales que convivan mejor con nosotros. En las áreas urbanas, los animales se comportan de forma diferente de las rurales y, en determinadas especies, los científicos han encontrado evidencias de que la selección natural en curso explica algunas de estas diferencias.
“No sabemos el grado en el que el ecoturismo puede estar provocando estos cambios en la vida salvaje pero sospechamos que lo puede hacer si el contacto se mantiene con una duración e intensidad apropiada”, comentó Benjamin Geffroy, investigador de la Universidad Federal de Mato Grosso (Brasil) y principal autor del estudio.