Cincuenta centìmetros por lado. No mucho más tenía la caja que el Papa Francisco recibió en Roma. Pero al abrirla confirmó que el trabajo y la dedicación que contenía era difícil de medir.
Cien rosarios con motivos latinoamericanos contenía esa caja, pero no eran rosarios cualquiera. Estaban hechos por la cooperativa El Adoquín con materiales reciclados en muchos casos. Guardados en bolsas de cuero curtido en curtiembres recuperadas por trabajadores cooperativos.
Y la caja, hecha en cartón reciclado, era producto de una inicitiva que empieza a imponerse entre los recuperadores urbanos de residuos: agregar valor a la basura.
Esa caja había sido fabricada por la cooperativa Tras cartón, que se dedica a realizar objetos de diseño con el material recuperado por los cartoneros.
El presente emocionó a Francisco, quién grabó varios videos de agradecimiento a las cooperativas que habían trabajado en la fabricación de los rosarios y sus estuches.
El Sumo Pontífice reafirmó su compromiso con los trabajadores excluidos y afirmó que se desprende de la Doctrina Social de la Iglesia que quienes no tengan un trabajo registrado sean sujetos de todos los derechos sociales.
“Las personas que no pueden trabajar, que no pueden llevar el pan a sus casas, de alguna manera sienten heridas su integridad”, señaló el Sumo Pontífice y aseveró: “El trabajo es un deber que la sociedad tiene que ofrecer para todo hombre y toda mujer pueda crecer en dignidad”.
Los miembros de Tras Cartón hicieron efectivo ese derecho y su nombre ya les queda chico. No sólo usan ese material en sus diseños, sino también vidrio y plástico. Trabajan desde el año 2011 elaborando muebles, juguetes y objetos para decoración, siempre con un criterio sustentable.